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domingo, 19 de abril de 2015

Una vida santa no es una vida complicada

Una vida santa no es una vida complicada. Una vida santa es una vida simple.

Las complicaciones que resultan en nuestra mente respecto a la santidad es porque pensamos que hay que estar todo el día rezando, que no se puede hacer una cosa o la otra, que tendremos miles de limitaciones, que hay que vivir mirando al cielo. Tantas cosas que nada tienen que ver con una vida santa.

Una vida santa tiene la primera motivación en el amor y responde al mayor de los mandamientos que Jesús nos ha enseñado: "Amar a Dios y amar al prójimo"

Los santos son claros ejemplos de que la santidad tiene su motivación en el amor, si vemos sus vidas no hay nada extraordinario, excepto la forma de amar y de darse a los demás.

Entonces, santidad no es sinónimo de complicarse la vida sino de vivir una vida simple.

La simplicidad en hacer las cosas, la sencillez en aceptar las contrariedades de la vida, la simplicidad en vivir y disfrutar de lo que tenemos, la sencillez del compartir, la simplicidad de la no apariencia sino de la sinceridad, ser como somos delante de Dios y delante de los demás.

Ser santos no es armarnos una vida ficticia que a la semana se torna imposible de vivir, ser santo es ir transitando el camino de la vida actuando de la mejor manera, con rectitud de intención, de cara a Dios. Tratar de estar siempre decidiendo lo mejor para nuestra alma, diciendo no al pecado, mejorando el carácter, pero no como una tremenda imposición de que si fallo mi vida es un desastre, sino con la convicción de que somos pecadores, que vamos a fallar, pero con la confianza en que Dios sigue estando ahí, en cada momento, para ayudarnos a seguir.

Una vida santa es una vida bien vivida, con decisiones acertadas, con decisiones que afecten a los que nos rodean para bien, una vida que estimule la vida de los demás, una vida que marque la diferencia por no dejarse llevar por los placeres mundanos, y eso no significa que no podamos divertirnos, al contrario, la mayor felicidad está en una vida en el camino de santidad.

Vuelvo al título de este escrito, una vida santa no es una vida complicada, y muchas veces esas ideas erróneas que nos hacemos de la santidad es la mayor piedra para el crecimiento.

Si de verdad quieres ser santo en primer lugar decide serlo, en segundo lugar vive intensamente, disfruta, agradece, y ama como Jesús lo hace con nosotros. Amén



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