Buscar este blog

martes, 30 de octubre de 2012

Profetas de Dios


El Señor me ha regalado en este día el recuerdo especial de mi vocación de profeta y lo hizo a través de esta Palabra:

"En esos días, unos profetas llegaron de Jerusalén a Antioquía. Uno de ellos, llamado Agabo, movido por el Espíritu, se levantó y anunció que el hambre asolaría toda la tierra. Esto ocurrió bajo el reinado de Claudio. Los discípulos se decidieron a enviar una ayuda a los hermanos de Judea, cada uno según sus posibilidades. Y así lo hicieron, remitiendo las limosnas a los presbíteros por intermedio de Bernabé y de Saulo"

Y mi reflexión fue esta: ¡Qué tremenda es la misión del profeta! Un poco difícil vista desde el punto de vista humano, porque el Señor pide que se digan cosas que, a veces, no son las mejores noticias. Como en este caso, el hambre que asotaría a la tierra. Pero el profeta es la voz de Dios que, al cuidado de sus hijos, les predice lo que pasará, corrige, exhorta, ayuda. Es muy bueno contar con un profeta en medio del pueblo, es una gran bendición.
El Señor suscita profetas para no desamparar a sus hijos, a sus amados. El tema es que sus amados, sus hijos, su pueblo, no siempre acepta a sus profetas.
Creo que el problema es que los hijos de Dios se quedan con la figura y la humanidad del profeta y se les pierde la noción de la voz de Dios.
Al profeta, y lo digo por experiencia, no siempre se le hace fácil decir lo que Dios quiere que diga, sin embargo, por obediencia, sabe que debe hacerlo.
Por lo tanto, estaría genial que se lo acepte como tal, como mensaje de Dios, más alla de quien sea que lo diga.
Y me llenó el corazón de leer que el pueblo aceptó la profecía y no solo eso sino que se pusieron a hacer algo de inmediato para que los hermanos no sufrieran ese hambre.

Esta es la experiencia que como hijos de Dios deberiamos descubrir y vivir, recibir al profeta por ser la voz de Dios, aceptar el mensaje y ponerse a hacer algo para que Dios bendiga.
Dios bendice en abundancia a quienes le obedecen, pero no siempre habla Él mismo, son más las veces que habla a través de sus mensajeros! Y al aceptar su voz, al recibir su mensaje, tenemos la ventaja de ser bendecidos. Porque para eso habla el Señor, para bendecir.

Dios permita que todos nos animemos a caminar en fe, a recibir sus mensajes y a trabajar de acuerdo a sus santa voluntad. Así glorificaremos al Señor con nuestra vida y en comunidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario