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sábado, 17 de septiembre de 2011

¡OBEDIENCIA!

La palabra Obediencia viene del termino latino "ob audire" que es lo mismo que decir "el que escucha"...
¡Qué hermoso!

¡El que obedece es el que escucha! Solo escuchando se tiene la capacidad de obedecer.
y ¿Qué es lo que necesitamos escuchar?

En todos los ámbitos de nuestra vida vivimos escuchando voces, voces buenas y voces no tan buenas; propuestas buenas y no tan buenas, y así se nos van presentado oportunidades para seguir un camino acertado o disparatado.

Lo primero que debemos escuchar es LA VOZ DE DIOS que habla en el interior del ser humano, la voz de la conciencia que nos va diciendo lo que Dios realmente quiere de cada uno. Pero, para que la conciencia hable de manera correcta debemos formarla, y ¿Cómo se forma la conciencia? Muy simple: ESCUCHANDO A DIOS!

Escuchamos a Dios cuando nos unimos a Él en la oración, cuando le damos el tiempo que sea necesario para que Él hable; escuchamos a Dios cuando tomamos conciencia de que nuestra oración es un díalogo, no un monologo donde solo decimos lo que queremos de Dios, sino donde también escuchamos lo que Dios quiere de nosotros. Dios en su palabra nos habla claramente y la obediencia es escuchar lo que Él nos enseña para luego poder aplicar todo a nuestro cotidiano vivir.

No podemos pasarnos la vida con la sordera espiritual, dejando que Dios hable sin que nosotros lo escuchemos. Es necesario que los hijos de Dios escuchen a su padre y escuchándolo le obedezcan, asi muchas cosas cambiarían, pero especialmente, tendríamos la certeza de estar haciendo lo que Dios quiere y de glorificarlo con nuestra vida.

Si escuchamos a Dios y le obedecemos también podremos escuchar a los demás y ser obedientes, ya que en varios planos de nuestra vida tenemos que saber escuchar y recibir las órdenes o mandatos que nos dan. La docilidad la encontraremos en la práctica de la obediencia a Dios que no vemos, para poder obedecer también al hombre que vemos; teniendo en cuenta que todo el que ejerce algún tipo de autoridad lo hace porque Dios se lo confía, por lo tanto hay que escucharlo como venido de Dios.

Quien obedece no se equivoca nunca; puede equivocarse quien ordena o quien manda, pero si nosotros escuchamos dócilmente y actuamos en consecuencia no cometemos error. Aunque, en conciencia, a veces es necesario no cumplir con la obediencia, por ejemplo, cuando se nos pide algo que no es de Dios o que va contra nuestros principios.
Por eso, es bueno, y volviendo al principio, FORMAR NUESTRA CONCIENCIA, para poder escuchar lo bueno y cumplirlo y aprender a desechar lo malo.

ESCUCHEMOS A DIOS Y SEREMOS FELICES!!! AMÉN

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